El cuestionamiento acerca de la cantidad real de animales que debieron caber en el arca que construyó Noé, la han planteado ateos, escépticos e incluso los propios creyentes. Consideremos una respuesta sencilla, racional y bíblica.
Alguien en una ocasión (con el afán de desacreditar la biblia) afirmó que, con base en "algunos estudios", era absolutamente imposible que la cantidad existente de animales cupieran en el arca. Su argumento íntegro era éste:
"Ya que hay —dice— unas mil setecientas especies de animales, seis mil especies de aves, mil de reptiles y quinientas cincuenta mil de insectos, Noé no podía haber metido en el arca siete de cada especie de animales limpios, dos de los inmundos y siete de cada ave de los cielos.
Cualquiera encontrará dificultad en meter tanta bestia en el arca aun cuando fue una embarcación tan enorme, que admite un científico que medía ciento cincuenta mil pies cuadrados (13.93545 m2), lo que distribuido entre tres pisos del arca da un suelo de casi cuatro acres (16187.4 m2). ¿Qué diremos a esto?"
El pastor Samuel Vila, citando al profesor G. M. Price responde así:
Pues, sencillamente, que las distinciones entre tipo, clase y especie son arbitrarias, y lo que un científico llama especie, otro lo llama tipo o clase.
Otro científico, doctor y profesor de más conocimiento de causa, responde entre otras cosas como sigue:
"¿Qué persona que conoce algo de los estudios actuales de herencia se imagina que se requeriría tan gran número de formas originales para producir las actuales?, ¿ Podrá alguna persona inteligente dudar de que nuestras dos "especies" de elefantes modernos nos vienen de una pareja? ¿No podrán haber venido nuestras dos "especies" de tapires de una misma parentela?
Existen en lista unas veinte "especies" de puercos silvestres esparcidos por todo el mundo, a pesar de asegurarnos las más eminentes autoridades en zoología que fueran probablemente capaces de cohabitar libremente todas, en otras palabras, que probarían ser realmente de una especie, en el sentido propio de esta palabra tan abusada.
Una de las demostraciones que tenemos en contra de la teoría de la evolución es que las verdaderas especies no pueden cruzarse entre sí, y si se consigue que cohabiten el producto es un descendiente estéril, como sucede con la mezcla de caballo y asno, que produce el mulo o mula estériles. Ello demuestra, primero, que el número de verdaderas especies no es tan numeroso como pretende la actual terminología zoológica; por tanto, las verdaderas especies, capaces de engendrar sucesión, no eran tan numerosas que no pudieran caber en el arca. Segundo, que es cierta la afirmación del capítulo 1° del Génesis de que Dios creó un cierto número de especies originales de las cuales desciende el número mayor de clases, tipos y razas que la ciencia zoológica ha descubierto y clasificado, poniendo arbitrariamente la denominación de especie a muchas que no les corresponde ese nombre.
A la luz de este principio, el número necesario de los sobrevivientes del diluvio universal para principiar de nuevo la población de la tierra queda tan enormemente reducido que no ofrece la menor dificultad el que cupieran en el Arca.
En verdad, como cristianos, debiéramos sentirnos agradecidos al Mendelismo y a la ciencia de generación, no sólo por haber eficazmente abolido la vieja obra de conjeturas del darwinismo, sino habernos proporcionado detalles respecto a las comparativamente pocas especies de anima les sobrevivientes del diluvio que bastarían para poblar de nuevo la tierra, y así llegar a ser los progenitores de la agradable variedad de vida que vemos en el mundo actual."
Los científicos, pertenecientes unos a la falsamente llamada ciencia y otros a la verdadera, forzosamente han de contradecirse. Pero Dios no puede contradecirse.
*Referencias bíblicas son de la RVR1960
*Samuel Vila, Enciclopedia Explicativa de Dificultades Bíblicas
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