En esta segunda entrega observaremos en la palabra de Dios otras pautas, donde se nos muestra que aun en el NUEVO PACTO Dios sigue ejerciendo su justicia. Y no solo eso, también revisaremos las enseñanzas de algunas SECTAS PSEUDOCRISTIANAS que han errado históricamente en su interpretación bíblica respecto de las consecuencias eternas del pecado.
HEREJÍAS NACIDAS DE UNA MISMA FUENTE.
Para iniciar, mencionaremos un personaje que influyó profundamente en la fe y el pensamiento de ciertos cristianos del siglo XIX, en los EE. UU. William Miller (clic AQUÍ para leer su biografía).
Miller hizo varias interpretaciones unipersonales y arbitrarias de la Biblia, y estableció una fecha definida para la SEGUNDA VENIDA DE CRISTO tomando como base Daniel 8:14; libro que por cierto, influenció notablemente todas sus enseñanzas. En 1834 publicó un escrito bajo el título: "Evidencia de las Escrituras y la Historia sobre la Segunda Venida de Cristo, cerca del año 1843: Exhibido en un Curso de Conferencias".
Aquél escrito detonó una gran inquietud en grupos y denominaciones cristianas cercanas y personas conocidas de Miller, dando origen al "MOVIMIENTO MILLERITA", lo que terminó por enganchar a muchos. Tres de dichas agrupaciones fueron precisamente LOS "ADVENTISTAS DEL 7° DÍA" y "LA IGLESIA DE DIOS (7° DÍA)", en una primera instancia con la Sra. Elena Gould Harmon de White, fundadora y líder de los "Adventistas" (1863) y Gilbert Cranmer Ogden, por la "Iglesia de Dios" (1858). Posteriormente (9 años después, en 1872) surgieron con aquella misma base, "LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ", cuyo fundador fue Charles Taze Russell.
¿MALA TRADUCCIÓN BÍBLICA O HEREJÍA ABIERTA?
Tanto Adventistas del 7° Día como Testigos de Jehová (por nombrar dos de las sectas más grandes que se hacen llamar "cristianas") AFIRMAN QUE EL ALMA NO ES INMORTAL, sino que al momento de morir, esta es ANIQUILADA (destruida). Esto se puede constatar en sus respectivos doctrinarios, uno titulado "Creencias de los Adventistas del 7° Día" página 411, donde tratan precisamente el tema del CASTIGO ETERNO; y por el lado de los 'Testigos', se titula: "Mito 1: El Alma es Inmortal", y puede consultarse en línea clicando AQUÍ. Allí se ve como la 'teología' Russellista coloca la inmortalidad del alma como un mito.
La disertación en ambos apartados en realidad son una clara manipulación de términos y un ir y venir de citaciones erradas y caprichosas del Antiguo y Nuevo Testamentos.
En términos generales lo que enseñan es que "el fuego eterno mencionado por el Señor Jesús en Mateo 18: 8 y Mateo 25:41 y el apóstol Judas (Judas 1:7). Según ellos aquel fuego eterno no es eterno, sino "relativo" pues "se apagará cuando no haya nada que quemar"; así como la frase POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS, la cual -afirman- que, cuando se refiere a Dios es literal, pero cuando tiene relación con los hombres es relativa (o limitada)... ¿Qué han hecho entonces con lo dicho por el Señor en Apocalipsis 11:15?
Ambas sectas han interpretado erróneamente todos los pasajes y citas bíblicas referentes al JUSTO JUICIO DE DIOS PARA LOS PECADORES, por lo que aseguran que "Los muertos no son conscientes de nada, y no pueden sentir dolor", "Dios estableció que el castigo por pecar es la muerte, no un infierno de fuego", "Tan solo pensar en el tormento eterno le da asco a Dios"; por mencionar algunas de sus enseñanzas.
Por cierto, el Adventismo menciona en el mismo apartado del libro arriba mencionado, que Satanás será destruido juntamente con los ángeles malvados y los pecadores, pero claramente las Escrituras los contradicen en Apocalipsis 20:11.
Estimados lectores, con lo hasta aquí mencionado podemos preguntarnos ¿ENTONCES, DONDE ESTÁ LA JUSTICIA DE DIOS EN EL NUEVO TESTAMENTO? Si la muerte física (separación del alma y el cuerpo) es un proceso natural como consecuencia de la caída en pecado, ¿cómo puede ser también el castigo por una vida pecaminosa y sin la salvación que ofrece Cristo? Dichas sectas entonces, consideran esto más bien UN PREMIO que un castigo.
En la próxima y última publicación presentaremos las conclusiones bíblicas e históricas que confirman, por un lado, que las Escrituras tienen razón al hablar DE UN CASTIGO JUSTO PARA AQUELLOS QUE HAN DECIDIDO VIVIR (y morir) ALEJADOS DE DIOS, y por el otro, refutan la postura herética de las sectas modernas.
Andrés Lucero.
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